“La salud digital es clave para potenciar una medicina preventiva, participativa, predictiva y personalizada”

Rafael Carlos de Celada salud digital
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Rafael Carlos de Celada Pérez es médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, Medicina Legal y Forense, diplomado en Derecho Sanitario y Bioética, y Máster en TIC y Administración Sanitaria. Pero, ha desarrollado una amplia carrera en la Comunidad de Madrid como gestor de procesos e impulsor estratégico de la digitalización sanitaria. Responsable de programas de cribado, planificación en sistemas de información y vertical innovador, su visión resulta esencial para entender la transformación digital en el sector.

Como médico especialista con formación en sistemas de información sanitaria, ¿cómo ha evolucionado su perspectiva sobre la intersección entre medicina y tecnología a lo largo de su carrera?

Desde mis inicios he percibido un avance progresivo en la relación entre tecnología y medicina, aunque no siempre homogéneo o rápido. La medicina siempre se ha nutrido de la tecnología como herramienta de progreso. Recuerdo hitos históricos como la radiología o los electrocardiógrafos; ahora, esa integración se da entre medicina y sistemas de información. En la última década (sobre todo tras la pandemia de 2020) la salud digital ha avanzado dinámicamente, impulsando herramientas y aplicaciones que han transformado la visión de la sanidad.

Siempre he mantenido el esfuerzo por evidenciar la eficiencia de la digitalización, convencido de que beneficia tanto a ciudadanos como a sistemas sanitarios. Las tecnologías digitales deben incorporarse en todos los ámbitos del sistema: promoción, prevención, práctica clínica, gestión y toma de decisiones. Últimamente, además de la interoperabilidad y la explotación analítica del dato, destaco avances en inteligencia artificial, robótica, Big Data, blockchain e IoT, tecnologías con potencial transformador que trascienden lo tecnológico afectando a modelos sociales.

¿Qué le motivó a especializarse en la dirección de sistemas y tecnologías de la información en el ámbito sanitario?

Buscaba capacitarme para aplicar adecuadamente las TIC en salud y mejorar la atención. Mi base clínica me llevó primero a formarme en lo básico para manejar TIC en Sanidad. Pronto vi necesario adquirir, aunque fuesen descriptivos, conocimientos en informática biomédica, tecnologías emergentes (cloud, Big Data), metodologías de gestión, herramientas para análisis y control, ciberseguridad, derechos ciudadanos, centros de proceso de datos, desarrollo, sistemas operativos, infraestructuras e interoperabilidad (especialmente semántica). Consideré que si lograba unir lo clínico y lo tecnológico, podría ser puente de unión y cohesión de equipos y mejorar la toma de decisiones para el progreso digital de la medicina.

Los datos clínicos son claves en decisiones y soporte a la investigación. Creo en mejorar la calidad asistencial con medicina basada en gestión de procesos, minimizando errores y mejorando la utilidad para el profesional. Defendí la salud digital como vía para potenciar una medicina preventiva, participativa, predictiva y personalizada, y la humanización a través del Tecnohumanismo y la ética en IA. Decidí liderar, desarrollar, implantar y gestionar productos y servicios TIC para la salud y asesorar en el uso innovador de TIC en la organización, planificando su desarrollo y promoviendo capacidades para gestionarlas.

¿Cuáles considera que son los principales desafíos de la transformación digital en el sector público sanitario?

El sistema público sanitario busca mejorar la salud poblacional, la experiencia del paciente, la eficiencia, y la satisfacción profesional, poniendo siempre al paciente en el centro sin olvidar a los profesionales. La digitalización mejora la sostenibilidad y reduce gastos. En el ámbito profesional, fomenta rigor y eficiencia. Existen múltiples tecnologías y se debe garantizar la usabilidad para el personal, así como la estandarización y la interoperabilidad (clave para que datos clínicos normalizados se registren, exploten y usen secundariamente). Es básico usar arquetipos y ontologías para enfermedades y tratamientos. Los principales desafíos son: interoperabilidad, protección de datos, resistencia al cambio, brecha digital y calidad del dato.

¿Cómo evalúa el nivel de madurez digital de las administraciones públicas sanitarias en España comparado con otros países europeos?

Según informes internacionales (Comisión Europea, ONU, OCDE), España presenta un sólido nivel digital en la administración pública, destacando en conectividad, datos abiertos e interoperabilidad, por encima de la media europea (después de Malta, Estonia, Portugal). El índice DESI de 2022 sitúa a España tercero en conectividad, quinto en servicios públicos digitales, décimo en competencias digitales de usuarios. Es positivo el alto nivel de interoperabilidad (aunque en sanidad es muy mejorable), destacando la seguridad y el intercambio automático de documentos entre administraciones. España es líder en conectividad, aunque la percepción de usuarios es peor, relacionada con la brecha digital. Hay progresos en la Historia Clínica del SNS a nivel nacional, pero aún hay camino en interoperabilidad hospitalaria e integración.

En su experiencia, ¿cuáles son las principales resistencias al cambio que se encuentran en los procesos de digitalización de las administraciones públicas sanitarias?

Las resistencias afectan a pacientes, profesionales e instituciones. La población, cada vez más longeva y crónica, demanda cuidados y seguimiento. Es fundamental continuar con el paciente en el centro y detectar y mejorar necesidades profesionales. Para la oferta digital a ciudadanos, se debe mantener el equilibrio entre resultado, servicio y satisfacción, influyendo la brecha digital negativamente. En las instituciones, los profesionales necesitan habilidades, actitudes y comportamientos digitales que fomenten redes de conocimiento y alfabetización digital, para introducir a los pacientes en nuevas tecnologías. Es clave fomentar estas competencias para reducir la resistencia de los profesionales. La organización debe asegurar acceso a TIC para todos los usuarios; la digitalización debe reducir gasto y fomentar eficiencia. El gran reto es evaluar el proceso de transformación digital, asumir costes futuros y, sobre todo, asegurar la seguridad de datos y sistemas, enfrentando rigidez burocrática, limitaciones del legacy y la heterogeneidad en interoperabilidad

¿Cómo valora la implementación de la telemedicina en todos los centros de salud y la participación en la receta electrónica europea?

Las ventajas de la telemedicina son numerosas: evita desplazamientos innecesarios, especialmente en una población longeva y crónica; optimiza recursos humanos y tecnológicos; y consolida la equidad en el acceso a prestaciones y tratamientos. Es necesaria la continua capacitación de profesionales y la evaluación de su impacto. En Madrid hay iniciativas como TeleIctus (comunicación bidireccional en tiempo real entre hospitales con o sin neurólogo), Teledermatología (consulta digital entre AP y dermatología hospitalaria con intercambio de imágenes) e implantación de videoconsultas, garantizando protección de datos y sin grabaciones.

Las videoconsultas se hacen a través de la Tarjeta Sanitaria Virtual (incluida la modalidad Delegada para familiares o tutores de menores y dependientes). Respecto a la receta electrónica europea, Madrid fue pionera junto al Ministerio, permitiendo que los titulares de la tarjeta pública puedan recoger medicación en farmacias de países comunitarios participantes (como Portugal, Croacia, Polonia), siempre que la prescripción se haya realizado en la comunidad emisora de la tarjeta. Las farmacias madrileñas pueden dispensar a europeos en el programa.

En debates recientes ha hablado sobre la importancia de la cogobernanza en el uso de datos sanitarios. ¿Podría explicarnos qué significa esto en la práctica? ¿Cómo ve el desarrollo de los espacios de datos sanitarios en Europa y qué papel debe jugar España en esta iniciativa?

Cada año se generan grandes cantidades de datos, acumulativos y con ciclos especiales, que plantean demandas específicas en su gestión y modelado, siendo necesario pasar de la información al conocimiento. Trabajamos con datos desestructurados y estructurados, convivientes con metadatos y ciclos limitados de destrucción, requiriendo personal muy cualificado para su modelado y arquetipado. La mejora de la calidad y la disponibilidad—junto a la integridad y trazabilidad de registros—es fundamental, frenada por la dispersión en el origen e ingesta de los datos. La recogida de datos sanitarios requiere estrategias de gobernanza sólidas: determinar titularidad, acceso, toma de decisiones, calidad, interoperabilidad, protección frente a amenazas, y los recursos y habilidades humanas necesarios.

Todo esto debe asegurar que los datos se compartan y usen con máxima protección, ética y normativa. Los datos facilitan investigación, análisis de mejora y calidad asistencial. España participa activamente en plataformas federadas (HealthData 29, Data Space), alineadas con el Espacio Europeo de Datos (EHDS), con el paciente empoderado y bajo el paraguas normativo de protección europeo.

¿Cómo se está abordando la integración de sistemas heredados con las nuevas soluciones digitales?

La gestión de activos tecnológicos busca reducir riesgos y obsolescencia. La organización debe asegurar que al menos el 60% del equipamiento tenga menos de 5 años, hasta un 30% entre 6 y 10, y sólo un 10% más de 10 años. Es clave monitorizar adquisición, uso y revisiones técnicas de los activos y planificar el reemplazo de obsoletos, haciendo transiciones progresivas. El ciclo de vida, mantenimiento preventivo, formación del usuario y actualización tecnológica son básicos. Se deben buscar ofertas innovadoras basadas en valor, calidad, eficiencia y seguridad, facilitando la participación del profesional en las decisiones. Son relevantes actualizaciones periódicas de software, el uso de soluciones open-source, hardware modular y renting. Es clave no adquirir equipos obsoletos y usar sistemas interoperables y adaptables.

¿Cuáles son las tecnologías emergentes que más impacto tendrán en el sector sanitario público en los próximos años?

La futura Historia Clínica de Salud Digital (HCSD) será la aplicación integradora de nuevas tecnologías, aportando agilidad, efectividad y seguridad. Es necesario atender a la portabilidad de datos de salud para facilitar la atención en cualquier lugar y en igualdad de condiciones. Tecnologías como Big Data, machine learning (para la medicina predictiva), telemedicina, inteligencia artificial, robótica, IoT, blockchain, realidad aumentada y virtual, cloud computing, PLN, sensores y wearables tendrán fuerte impacto. Especial mención merece la Medicina Genómica, llamada a convertirse en herramienta de uso habitual en una medicina personalizada, predictiva, preventiva y participativa (“las 4P”).

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¿Qué papel debe jugar la inteligencia artificial en la transformación digital de la sanidad pública?

La inteligencia artificial será esencial para afrontar los retos sanitarios del siglo XXI: en procesamiento de datos, medicina preventiva, personalizada y participativa, modelización predictiva, ayuda diagnóstica y PLN. En la Comunidad de Madrid existen proyectos como Big Data-EDIS (explotación masiva de datos clínicos y de análisis avanzado, integrando información clínica electrónica y sistemas sanitarios); INFOBANCO (arquitectura para aprendizaje e investigación primaria y secundaria del dato); INFOCAM (plataforma ética de provisión y recogida de datos); INTEGRA-CAM (monitorización de seguimiento domiciliario de mayores), y MEDIGENOMICS (plataforma integral de estudios genómicos).

¿Qué recomendaciones daría a otras administraciones públicas que estén iniciando procesos de transformación digital sanitaria?

Se debe priorizar áreas de mejora tecnológica, actuar a diferentes niveles, y armonizar sanitarios y tecnólogos para cambiar paradigmas y crear adherencia. Es básico incidir en estandarización y normalización de la interoperabilidad, dotando de escalabilidad a los sistemas. Imprescindible es la participación de proveedores bajo reglas transparentes. Desde lo tecnológico, potenciar la investigación en Big Data. La calidad del dato es prioritaria y debe ser monitorizada fortaleciendo el ciclo, la modelización, la orientación data-driven, el desarrollo de plataformas, espacios “tipo Data Lake” y el fomento del uso secundario. La gobernanza debe ser multidisciplinar y alineada a la normativa europea y nacional de protección de datos. Es irrenunciable considerar la ciberseguridad como proceso integral, basada en riesgos, prevención, detección, respuesta ágil y vigilancia permanente, diferenciando responsabilidades.

¿Cuáles han sido las principales lecciones aprendidas en su experiencia liderando proyectos de digitalización en el ámbito sanitario?

He aprendido la importancia de la configuración de equipos multidisciplinares: la unión de clínicos, tecnólogos y analistas genera ecosistemas internos protegidos y eficientes. El liderazgo participativo es el principal nexo en equipos cualificados. Es indispensable adaptarse a cambios sociodemográficos, epidemiológicos, económicos y científicos, evaluando oportunidades y retos. Es fundamental una colaboración temprana y estrecha con proveedores, desde la planificación. Hay que cultivar capacidad para priorizar, diseñar, implementar, integrar, innovar y evaluar, manteniendo rigor, proactividad, ética, transparencia y conocimiento normativo. La seguridad y protección de la información es y debe ser siempre prioritaria.

Para finalizar, ¿cuál considera que es el mayor logro conseguido hasta ahora en materia de transformación digital sanitaria y cuál es el próximo gran desafío a abordar?

La planificación estratégica de sistemas de información, con la implementación de soluciones en cloud y plataformas que generan un ecosistema digital para necesidades reales de usuarios y profesionales, es el mayor hito logrado. Destaco el potencial de la Tarjeta Sanitaria Virtual, con la que el ciudadano dispone en todo momento en su dispositivo móvil de su tarjeta e información sanitaria, con acceso a las prestaciones básicas y a la salud digital. El gran reto por abordar es la Historia Clínica Digital y la extensión de los centros de control hospitalarios para evaluación y gestión de recursos y camas en tiempo real, permitiendo una visión integral del hospital y la toma de decisiones óptimas de gestión.


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