“Un proceso de transformación digital puede triunfar si tiene un propósito claro y rotundo”
Santiago García Blanco es Ingeniero de Telecomunicación especialista en Radiocomunicaciones con más de 25 años de experiencia tanto en el sector privado como en el público. Fue el CIO del Sistema Sanitario Público de Cantabria del 2019 al 2023 y, bajo su batuta, no solo se gestionó la crisis de la COVID19, sino que se llevó a cabo la transformación digital del sistema sanitario.
Su trayectoria está muy ligada a la Salud Digital, siendo Asesor en esta materia en el Foro Español de Pacientes.
Tecnología y salud. ¿Cuáles son, según su experiencia, los grandes beneficios que puede haber en esta relación, tanto desde el punto de vista de los profesionales como de los pacientes y de los organismos que velan por la salud?
La salud es un sector con una presencia de las tecnologías de la información y comunicaciones muy intensa desde hace muchísimas décadas, sólo hay que pensar en las numerosas aplicaciones de las radiaciones electromagnéticas en el diagnóstico o tratamiento.
Si nos centramos en los sistemas de información sanitaria, su implantación comienza en los años 70 con los sistemas de información departamentales de laboratorios y es en los 80 y 90 en los que se consolida el concepto de Historia Clínica Electrónica (HCE) como el repositorio ordenado cronológicamente de todos los eventos, citas, consultas, resultados diagnósticos, prescripciones, etc. de un paciente, registradas por diferentes profesionales, y que además permite la continuidad asistencial entre los diferentes centros sanitarios, departamentos y niveles de asistencia.
Es hace 15 años cuando la evolución de la capacidad de cómputo, la ubicuidad de las redes de telecomunicaciones de banda ancha y sobre todo la irrupción del smartphone y los dispositivos vestibles IoT capaces de medir variables del cuerpo humano suponen el cambio de paradigma de la Salud Digital, donde el paciente puede en cualquier momento consultar su información clínica y participar de su proceso clínico incorporando su experiencia y resultados de salud.
Además, la gran cantidad de datos que crecen exponencialmente y que se registran en la HCE tanto en la consulta como a través del smartphone y dispositivos del paciente suponen una fuente de información muy valiosa sobre la población atendida, tanto para los profesionales sanitarios para planificar una mejor atención a sus pacientes, como para la industria para el desarrollo de nuevos fármacos, o para los gestores a la hora de planificar recursos, dimensionar plantillas, renovar infraestructuras, o diseñar políticas de prevención y salud pública ante los problemas de salud más frecuentes.
El objetivo es gracias a la gestión inteligente de todas estas fuentes de datos transformar nuestro sistema sanitario para hacer realidad una medicina de las 5Ps, Preventiva, Poblacional, Predictiva, Participativa y Personalizada.
¿Y cuáles los grandes retos o desafíos?
Los sistemas de salud de carácter y acceso universal como el nuestro se encuentran tensionados precisamente por el éxito de nuestro sistema de bienestar pues la esperanza de vida se alarga resultando en una población cada vez más envejecida cuya demanda de servicios sanitarios crece.
El reto principal es hacer esta transformación que optimice los recursos rápido ya que nos jugamos la propia sostenibilidad del sistema.
Uno de los retos es centrar al sistema en la ejecución de actividades de valor, descartando las que no aportan nada a los pacientes o incluso les perjudican. Esta Sanidad basada en Valor va intrínsecamente ligada a la medición de resultados aportados por el paciente en la forma de cuestionarios PREM (Patient Reported Experience Measure) o PROM (Patient Reported Outcome Measure), donde como vimos antes, el smartphone en la mano del paciente es fundamental.
El otro desafío es la extrema complejidad del negocio sanitario y la información que se maneja, complejidad que tiene además un carácter creciente con las nuevas técnicas como la genómica que generan volúmenes de datos enormes que suponen un reto en cuanto a las infraestructuras necesarias para su almacenamiento y procesado.
Los estándares para el almacenamiento y codificación de toda esa información no están tan desarrollados y consolidados como pudiera parecer y esto hace más complicada la interoperabilidad técnica y semántica entre sistemas de Historia Clínica de diferentes proveedores, regiones o países.
En lo que a la digitalización de la sanidad se refiere, las administraciones públicas ¿cómo tienden a ser: más precavidas y conservadoras o cada vez más disruptivas?
Hay una diferencia fundamental entre los servicios TIC de una organización sanitaria y una administración pública convencional, y es que los usuarios, tanto los profesionales sanitarios como ya, también, los propios pacientes necesitan servicio 24 horas los 365 días del año. Además, está la demanda creciente de capacidad y dimensionamiento de los sistemas de información que crece con carácter exponencial, a diferencia del negocio tradicional de la administración de mover expedientes electrónicos que no crece a igual ritmo.
Por otro lado, los profesionales sanitarios son un colectivo altamente formado y con inquietudes y un tremendo potencial investigador e innovador a favor de la mejora del servicio sanitario.
Esto influye obviamente en la cultura de la organización y el compromiso de los profesionales TIC sanitarios con la innovación, la resiliencia y continuidad de los servicios y hace que se sea más flexible y se tomen decisiones más audaces.
Pongo como ejemplo la adopción de cloud público o IA que está más avanzada en sanidad de lo que está en otros subsectores de la administración.
Fue responsable de la transformación digital del servicio de salud cántabro. ¿Puede resumir en qué consistió la estrategia y cómo se ejecutó?
El Gobierno de Cantabria hizo algo muy innovador en ese momento (2019) como fue configurar una nueva Dirección General en la Consejería de Sanidad que aunaba la Transformación Digital con las Relaciones con los Usuarios, asignándole la coordinación de todos los recursos TIC del organismo autónomo Servicio Cántabro de Salud y con reporte directo al Consejero de Sanidad, creando de esta manera la figura de un auténtico CIO sanitario con asiento en el comité de dirección de la Consejería.
Nuestra estrategia, articulada en torno a un ambicioso plan de transformación digital a 4 años fue poner a nuestros “clientes” y su experiencia como usuarios de los sistemas de información en el centro de nuestras preocupaciones y objetivos, primero los pacientes, luego los profesionales, en tercer lugar, los gestores y por último y no menos importante los propios profesionales TIC sanitarios que debían dar un salto como auténticos facilitadores de la innovación, cada uno en su entorno.
Centrándonos en los pacientes, el objetivo fue analizar la trayectoria de paciente y sus puntos de dolor o “pain points” y aplicar la tecnología para mejorar la experiencia del usuario tanto en la cita, en el diagnóstico como en la prescripción y el seguimiento posterior. Tanto aquí como en las interfaces de las aplicaciones de Historia Clínica para los profesionales aplica lo que se conoce como Ingeniería del Factor Humano para garantizar la ergonomía y facilidad de uso y evitar los errores que comprometan la seguridad del paciente.
Su ejecución se vio impactada por la gestión de la crisis COVID, por supuesto, pero en muchos casos, la impresión es que esto supuso una aceleración de muchas de las medidas y la confirmación de los supuestos de partida.
¿Qué aprendió de aquella experiencia?
De una legislatura muy convulsa, incluyendo la gestión de una crisis pandémica sin precedentes que sucede una vez cada siglo, me quedo sobre todo lo demás con el compromiso y la calidad humana y profesional de los equipos de profesionales TIC sanitarios de la Consejería de Sanidad y Servicio Cántabro de Salud.
Creo que aprendimos y demostramos que un proceso de transformación digital puede triunfar si tiene un propósito claro y rotundo como es el de mejorar la experiencia y satisfacción de los usuarios.
¿De qué se siente más orgulloso?
Sobre todo de la resiliencia y capacidad de adaptación que demostró nuestro Sistema Nacional de Salud y en particular el SCS en Cantabria. Creo sinceramente que hicimos una muy buena gestión de la crisis COVID. Comenzando por todo el proceso de diagnóstico de caso con los “Coroautos” o Drive-In para hacer la prueba PCR donde digitalizamos 100% el proceso de toma de muestras y comunicación de resultados, o la aplicación CAÑIA para captura de resultados de test de antígenos basada en visión artificial, se hizo también una muy buena gestión de los datos a nivel epidemiológico, con el empleo de sistemas de información geográfica, gestión específica de las residencias, sistema educativo, etc.
Capítulo aparte merece la campaña de vacunación COVID, que creo fue inédita y modélica, desde la gestión de la citación basada en un asistente virtual de voz JANO al registro del acto vacunal en un click mediante smartphones en Atención Primaria y la alimentación, por vez primera de un registro nacional de inmunización en tiempo real como REGVACU.
La aplicación del certificado COVD, basada en tecnología PWA (Aplicación Web Progresiva) fue también un éxito tremendo sobre todo por su accesibilidad basada en doble factor por SMS.
Todos estos aprendizajes culminaron en el lanzamiento en 2022 de la nueva App de paciente MiSalud@SCS que está diseñada de inicio siguiendo las recomendaciones de la Ingeniería de Factor Humano y fue testada antes de su lanzamiento en un estudio con pacientes y que se ha convertido en la plataforma de servicios digitales para el paciente del SCS para el futuro, con Tarjeta Sanitaria Virtual, gestión citas, informes clínicos, receta electrónica, resultados laboratorios, imagen médica, videoconsulta, cuestionarios PREM y PROM, etc. todo accesible por doble factor basado en SMS. Creo que esta App resumen muy bien nuestro legado.
¿Puede replicarse a otras administraciones públicas? ¿Por qué?
Creo que cualquier proyecto de transformación digital que ponga el foco y tenga en cuenta en primer lugar las necesidades de los usuarios empezando por la ciudadanía administrada tiene más posibilidades de triunfar y en este sentido nuestra experiencia es perfectamente replicable.
Evidentemente hace falta la visión y liderazgo del CIO y el compromiso del equipo con los objetivos y por supuesto la financiación adecuada que desgraciadamente sigue siendo escasa en la mayoría de organizaciones públicas.
Un ejemplo de buen hacer en otra administración es por ejemplo la Carpeta Ciudadana impulsada por la Secretaria General de Administración Digital que tiene una muy buena usabilidad y da acceso a prácticamente todos los datos que obran en poder de las administraciones coordinadas por la AGE (Hacienda, Trafico, Seguridad Social, Catastro, Educación, Sanidad, etc.)
Siempre se dice que la Covid hizo más por la transformación digital que cualquier CIO. ¿Está de acuerdo?
Sin duda que COVID ha supuesto un aldabonazo sobre el estado y situación de los sistemas de información sanitaria (y no sanitaria) en España. El SNS ha avanzado muchísimo en digitalización en los últimos 20 años gracias a las CCAA pero quizás faltaba un rol más activo del Ministerio de Sanidad en la coordinación de este esfuerzo, y los primeros meses de la pandemia fueron muy difíciles para poder realizar una buena recogida datos epidemiológicos, etc. por la falta de estándares y sistemas comunes, sobre todo en Salud Pública.
Con la creación en 2020 de la Secretaría General de Salud Digital, Información e Innovación del Sistema Nacional de Salud y de la consiguiente Comisión Salud Digital reportado al Consejo Interterritorial junto a los CIO sanitarios de las CCAA se han sentado las bases para esta mejor coordinación y captación de los recursos necesarios.
La Estrategia de Salud Digital del SNS fue el primer entregable de esta coordinación, y todos los fondos movilizados tanto en los PGE como por el PRTR, en particular los incluidos en el PERTE de Salud de Vanguardia están contribuyendo verdaderamente a la construcción de nuevos sistemas de información sanitaria mucho mejor diseñados (codiseñados con las CCAA en realidad) con la interoperabilidad y la federación de datos como señas de identidad, cuyos exponentes máximos son la Historia Clínica Digital del SNS, el Espacio Nacional Datos en Salud o el Sistema Información de Vacunaciones e Inmunizaciones (SIVAIN) como registro vacunal para toda España.
En el plano más general COVID hizo también que se avanzara muchísimo en temas como el teletrabajo así como la alfabetización digital de la población. Es necesario aprovechar este impulso para aumentar los presupuestos y plantillas TIC de todas las administraciones públicas para avanzar aun más en esta línea.