“Estar al frente de una administración autonómica no es solo un trabajo, es una vida” Borja Sánchez, consejero de Ciencia, Innovación y Universidad del Gobierno de Asturias

Licenciado en Biología y doctor por la Universidad de Oviedo y, desde febrero de 2017, científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) adscrito al Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA), Borja Sánchez es el consejero de Ciencia, Innovación y Universidad del Gobierno de Asturias con un currículum que encaja en el puesto que desempeña. Suma estancias investigadoras en Francia, Italia o Isla Reunión y experiencia como secretario general de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia y socio fundador de la empresa derivada (spin-off) biotecnológica Microviable Therapeutics S.L.

¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta su departamento?

Tenemos cuatro retos que son los inherentes a nuestras competencias. El primero es el de poner la ciencia en el epicentro de la diversificación económica asturiana, para lo cual es indispensable la creación de programas de largo recorrido, que son los únicos con los que se puede aprovechar el poder transformador del conocimiento científico tecnológico sobre el tejido productivo. El segundo es el diseño de una política de innovación moderna, con herramientas adaptadas a la gestión de todas las formas diferentes de materializar el proceso de innovación. El tercero es el de dotar a nuestra universidad de elementos que le permitan seguir formando a nuestro alumnado, avanzar en la generación de conocimiento científico tecnológico y en su transferencia hacia la sociedad, las empresas y las administraciones. Y el cuarto es el de posicionar las telecomunicaciones y la transformación digital como palancas esenciales para atraer y retener teletrabajadores, empresas y vislumbrar nuevos nichos de negocio.

¿Cómo se les da respuesta?

Lo primero con la propia creación de la Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad, con la que queríamos instaurar un nuevo modelo de gobernanza para que ciencia e innovación ayudasen en la transformación económica y social de nuestra región. Y después con numerosas medidas, como una nueva Estrategia de Especialización Inteligente (S3), la Agencia de Ciencia, Competitividad Empresarial e Innovación aprobada por ley sin votos en contra, el Contrato Programa a diez años suscrito con la Universidad de Oviedo y la redefinición del modelo de centro tecnológico para poder allegar mucha más financiación estructural y establecer, idealmente una gobernanza similar al Fraunhofer.

¿Cómo ha cambiado el uso de la tecnología en su departamento en los últimos años?

Nuestro departamento es eminentemente tecnológico, digamos que el personal ya estaba habituado al manejo de herramientas tecnológicas. En general, la pandemia ha acelerado el uso de la tecnología dentro de la administración, y eso también se nota en la ciudadanía. Pero hemos de ser muy cuidadosos con colectivos de la población que están en riesgo de quedarse atrás por la brecha tecnológica, notablemente en el medio rural. Para ellos ponemos a disposición nuestra red de Centros de Dinamización Tecnológica Local, una suerte de laboratorios de innovación social que están presentes en todos los concejos de menos de 20.000 habitantes.

¿Qué cosas se han logrado que no hubiera sido posible sin ella?

Creo que una en concreto, que es muy relevante cuando hablamos de una región periférica como Asturias, y es que ahora, por ejemplo, podemos ahorrarnos muchos de los viajes y sustituirlos por videoconferencias.

¿Cómo se materializa la innovación en el sector público?

La innovación puede ocurrir en cualquiera de las funciones empresariales, desde la producción de bienes y servicios hasta el desarrollo de procesos comerciales. Es decir, que la innovación, o puede cuantificarse en la cuenta de resultados, o no es innovación. Obviamente esto no podemos aplicarlo al sector público, pero sí que hay cuestiones donde el sector puede ser innovador. Por ejemplo a la hora de gestionar equipos cada vez más multidisciplinares, la implementación de liderazgos más tendentes hacia la redarquía que hacia la jerarquía o la capacidad de escucha y aprendizaje por parte de los diferentes actores que conforman la quíntuple hélice.

Algún proyecto del que se sienta especialmente orgulloso

Me siento especialmente orgullo de las personas que hemos echado a andar el proyecto “creación de la Consejería de Ciencia”. Y todavía siento más orgullo al comprobar los frutos, en forma de nuevos centros de I+D, aceleradoras de transferencia como la que ha creado Arcelor Mittal, el programa de retención y atracción de talento Margarita Salas… por citar algunos. Realmente Asturias ha avanzado en su gobernanza y en la planificación de la ciencia e innovación el equivalente a dos legislaturas.

¿Es más complicado ser innovador y disruptor que en la empresa privada? ¿Por qué?

Ser innovador es una cuestión cultural y de hábito de trabajo. De todas formas, es mucho más complicado echar a andar iniciativas en el sector público por la presencia de muchísimos controles que afectan a la toma de decisiones. Para ser innovador en el sector público hay que entender que no existe la inmediatez, esto es como preparar una jugada de ajedrez, tienes que vislumbrar dónde quieres estar 6 movimientos más adelante. La persona que entienda esto y que tenga la resiliencia adecuada para soportar el escrutinio y las críticas, estará lista para llevar sus innovaciones y disrupciones también al sector público.

¿Qué dificultades tiene estar al frente de una administración autonómica?

Estar al frente de una administración autonómica no es solo un trabajo, es una vida, pero como todo, hay que aprender a gestionarlo. Si tuviera que citar una dificultad es la exposición pública y la crítica por la crítica que se hacen a las iniciativas sin esperar siquiera a los resultados o a su evaluación. Para eso no hay universidad que te prepare.

¿Y beneficios?

Todos, indudablemente estar al frente de una consejería da una visión regional, nacional e internacional de quiénes son los interlocutores públicos y privados en temas como la innovación, la digitalización o las telecomunicaciones. Y eso a nivel profesional confiere una formación que no te daría la mejor escuela de negocios del mundo. A mí, como científico en excedencia y socio fundador de una biotecnológica, me ha permitido tomar consciencia de la importancia de la gestión ágil y eficiente de la I+D y de la innovación para que esta rinda los frutos deseados.

¿Es fácil transmitir a los ciudadanos las mejoras que realiza la administración?

La ciudadanía de una comunidad autónoma como Asturias no es un ente homogéneo. Hay una parte a la que es sencillo comunicar nuestros avances, otra en la que hemos hecho una labor pedagógica muy importante por tratar de llegar con nuestros proyectos y sus resultados, y otra que es totalmente refractaria a esta o cualquier otra mejora. En general estamos muy contentos con nuestra labor de comunicación; hemos hecho grandes avances en términos de I+D, de digitalización, de telecomunicaciones etc, pero sabemos que aún nos queda camino que recorrer con la innovación. Aún resulta complicado hacer entender los avances en la transferencia de conocimiento si no hay ladrillo de por medio.

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