La inteligencia de datos y la función pública: cinco claves

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Hoy nadie duda ya del potencial de los datos para sustanciar una mejora de la toma de decisiones de empresas y administraciones. Una adecuada inteligencia de datos se anticipa a la demanda y optimiza la gestión. Estamos ante un verdadero cambio cultural y de paradigma. Hay una frase de Steven Job qué lo define muy bien: “el usuario no sabe lo que quiere, por tanto, hay que decirle al usuario lo que quiere”. Sin duda, el uso de los datos es ya un tema estratégico de largo alcance en las organizaciones y para la Administración Pública representa la oportunidad de dar un mejor servicio a los ciudadanos. En esta dirección varias claves son importantes.

1. Más que Big Data, Useful Data. En relación con la gestión de datos, hay cierto sobrentendido (y malentendido) de que lo importante es acumular muchos datos. Pero mucho más relevante que eso es tener buenos datos y saber para qué queremos utilizarlos. Hemos de ser conscientes que el dato no lo resuelve todo, y que el dato debe ser de calidad, no sirve cualquier dato. La calidad de los datos es una de las claves para que realmente estos cumplan su misión, así como el conocimiento de los procesos, gestionándolos, y de la normativa aplicable, junto a personalizar la oferta, según necesidades. Un elemento clave es también la inteligencia del negocio -entender al usuario, escucharlo, fidelizarlo y adelantarse a la demanda. Algo se ha avanzado en todo esto en el sector bancario, en el de servicios, pero poco en el sector público.

«Hemos de ser conscientes que el dato no lo resuelve todo, y que el dato debe ser de calidad, no sirve cualquier dato»

2. Un activo de planificación. Para avanzar en la mejora de la gestión pública a través del dato, hay que pasar de una concepción del dato como activo tecnológico a otra como activo de planificación de políticas públicas. El dato debe verse como un instrumento para implementar principios o indicadores relacionados en las leyes como el principio de eficacia, coherencia, utilidad, oportunidad. En suma, para construir un modelo de Administración a través del Buen Gobierno, el buen gobierno del dato.

3. Vertiente multidisciplinar. Y todo ello desde una vertiente multidisciplinar: a) conectando la gestión del dato con la planificación de las políticas públicas: en el caso de los ayuntamientos con las políticas públicas sobre servicios esenciales; y en el caso de la CCAA con las competencias que derivan de cada Consejería; b) conectando la gestión del dato con el procedimiento administrativo de licitación en aquellos casos en que para la definición del objeto del contrato la Administración necesite identificar objetivos claros y medibles; c) conectando la gestión del DATO con la metodología de análisis operativo de los procesos.

Formación y colaboración público-privada

4. Un plan de formación. Las administraciones públicas han dado importantes pasos en los últimos años en transformación digital. No obstante, su sujeción tan directa al derecho, a un sistema muy garantista y tasado, deja poco margen para acelerar el proceso y para asumir más rápidamente retos directamente relacionados con el uso de los datos. Pero hay que dar pasos, la Administración Estatal tiene una gran capacidad para gestionar los datos de los ciudadanos, pensemos solo en el DNI y en Hacienda. Para ello hace falta invertir en TIC, hasta la fecha las inversiones han sido bajas, excepto en algunos servicios. Hay que invertir en herramientas de producción, hacer un análisis competencial de los puestos de trabajo y elaborar planes de formación. El papel de los sindicatos también es muy relevante, estos tienen que apostar por la mejora de la calidad de los servicios y de los puestos de trabajo, pero tienen que mirar con luces largas. No es posible mantener estructuras poco productivas en un mundo que avanza rápidamente y en constante transformación

5. Colaboración entre administraciones y público-privada. Muchos son los datos disponibles en el sector público, muchos de ellos llenos de complejidad y diversidad. Pero actualmente hay poca colaboración entre Administraciones, cada una tiene sus propias fuentes de datos y esto debe cambiar. Por otro lado, en algunas ocasiones se suceden situaciones contradictorias, por un lado, al gestor público se le pide una administración abierta, una negociación abierta, y a la vez unas contrapartidas de privacidad, más políticas que técnicas.

Es constatable, también, que el derecho, la regulación jurídica, en la mayoría de las ocasiones llega tarde. Por eso, es tan importante definir un marco normativo de uso y de intercambio datos, para generar la interoperatividad entre lo público y lo público y lo público y lo público y lo privado. Hay que plantear nuevos modelos y relaciones de colaboración público-privada, para dar respuesta a los desafíos vinculados con la mejora de la gestión y de una mayor disponibilidad de los datos.

Francisco J. Romero, socio y director en Sevilla del Despacho Cremades-Calvo Sotelo.


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