La pandemia trajo consigo el trabajo en remoto como respuesta a la situación sanitaria. Pasados los peores meses de ésta y el distanciamiento social que provocó, lejos de olvidar esta fórmula, son muchos los que siguen adoptando este modelo que, combinado con el trabajo presencial, ha dado lugar al modelo laboral híbrido.
Un modelo que también podría extenderse entre los empleados públicos. El Gobierno está estudiando cómo introducir el trabajo en remoto dentro de la AA.PP. de forma regulada y son muchos los que desean que esta medida se implante cuanto antes.
Los beneficios son de sobra conocidos: conciliación, ahorro energético, de tiempo, económico… Pero también el modelo laboral híbrido supone nuevos desafíos que no sólo tienen que ver con la tecnología.
Una realidad no sólo durante la pandemia
La irrupción del COVID19 supuso sin duda un antes y un después en la adopción del trabajo a distancia. De la noche a la mañana, los empleados tanto de las empresas privadas como del Sector Público se vieron obligados a seguir desarrollando su trabajo lejos de sus oficinas, desde sus propias casas. Y, aunque con cierta dosis de improvisación y no siempre las herramientas más adecuadas, se hizo y se logró.
“Durante la pandemia en muchas organizaciones públicas, ahí está también como ejemplo que en la Diputación de Sevilla, a través de la Sociedad Informática que dirijo, el 87% del personal administrativo y ejecutivo trabajó en modo a distancia”, apunta María del Carmen Rodríguez Quirós, gerente de INPRO, Informática Provincial de la Diputación de Sevilla.
Casos como el de INPRO se replicaban en prácticamente cualquier entidad pública, como señala Natalia Escobedo, directora de Sector Público de Microsoft en España.
“Cuando estalló la pandemia, el desafío consistió en seguir operando en un entorno remoto, incluyendo procesos que normalmente requerían interacciones cara a cara, ya fuera en persona en un mostrador o en una visita a domicilio. El sector público aceptó este reto, digitalizando muchas operaciones y pudo comprobar los beneficios de esta nueva forma de trabajar, que le ayudaba a dar un mejor servicio, más rápido y personalizado a los ciudadanos”.
Así, por ejemplo, la Generalitat de Cataluña ponía en marcha modelos de trabajo híbrido, basados en la nube que, en uno de sus departamentos, durante aquellos meses, “contribuyó a la eliminación de 220,5 toneladas de emisiones de carbono equivalentes (CO2e) en el último año, lo que representa una reducción de las emisiones del 24%”, asegura.
Otros ejemplos aportados por la directiva de Microsoft son el del Ayuntamiento de Madrid, “donde la implantación de un modelo de trabajo híbrido ha supuesto enormes beneficios, tanto en materia de satisfacción de los empleados y mejor servicio a los ciudadanos, como mejoras sustanciales en sostenibilidad con una reducción de emisiones de 7.092 toneladas de CO2 al año, equivalente a la que supondría un bosque de una extensión de 435 veces el Real Jardín Botánico de la capital” o el de Adif que, con la llegada de la COVID-19, se vio obligada a acelerar su proceso de digitalización para permitir a sus más de 11.000 empleados, repartidos por todo el territorio nacional, continuar con sus tareas y garantizar la continuidad de su operativa durante los peores meses de la pandemia. “Adif logró un hito, desplegando la plataforma basada en Microsoft Teams y Sharepoint en menos de una semana y sus trabajadores pudieron seguir dando servicio con total seguridad y en remoto”.
«El modelo laboral híbrido ofrece importantes beneficios no solo para el empleado público sino también para la sociedad»
Así y pasada la emergencia sanitaria, muchos son los que señalan cómo ese modelo, evolucionado hacia un sistema hibrido que combine la presencialidad con el trabajo en remoto, ofrece importantes beneficios no sólo para el empleado público sino también para la propia sociedad y, por ello, defienden su continuidad.
Beneficios más allá del empleado
“La evolución hacia el modelo de trabajo híbrido será permanente. Según el reciente estudio Hybrid Work Index de Cisco, siete de cada diez trabajadores españoles demandan un modelo combinado de trabajo híbrido, el 10% sólo remoto, el 18% sólo presencial y para el 2% restante es indiferente. En este contexto, la Administración Pública no es una excepción”, asegura Xavier Massa, Director de Sector Público en Cisco España.
Un mayor productividad, ahorro de costes, conciliación, sostenibilidad… Muchos son los beneficios que se esconden detrás de este modelo híbrido laboral y que explicarían su permanencia.
“La flexibilización del trabajo en el Sector Público no sólo proporciona mayor eficiencia operativa, sino que también promueve un mejor balance entre vida laboral y personal. El trabajo remoto hace más felices y productivos a los empleados -sin discriminar por sectores- y reduce gastos en transporte y alimentación. Según el estudio mencionado, el 77% han mejorado su bienestar, la mitad ‘ganan’ cuatro horas a la semana, el 70% hacen más ejercicio y el ahorro económico supera los 100 euros semanales. Y en términos de productividad, más del 75% de los españoles consultados creen que sus tareas pueden desempeñarse con el mismo éxito a distancia que en la oficina, mientras casi seis de cada diez (el 58%) consideran que la calidad del trabajo ha mejorado y que la productividad ha aumentado”, añade en ese sentido Xavier Massa.
Pero, además, existe una ventaja en este nuevo modelo que muchos apuntan y que es especialmente crítica para la Administración Pública: la captación de talento.
“Las Administraciones Públicas se beneficiarían de poder captar y retener talento en provincias y entidades locales facilitando la prestación de sus servicios más cercana a los ciudadanos, lo mas demandado en este momento por una joven o un joven tecnólogo es la posibilidad de teletrabajo más que un salario concreto o la fijeza en el empleo”, afirma Carmen Cabanillas, presidenta de ASTIC, Asociación Profesional de Cuerpos Superiores de Sistemas y Tecnologías de la Información de las Administraciones Públicas.
Pero Cabanillas va un paso más allá y señala además que el modelo híbrido laboral en el Sector Público está alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible: “Con el objetivo 3 de buena salud y bienestar (si se implementa de forma adecuada), con el objetivo 5 de igual dad de género; los objetivos 7 y 13 de energía limpia y acción climática; el 8 de desarrollo económico al evitar la concentración de personas en grandes ciudades y el 11 de ciudades y comunidades sostenibles. En definitiva, la adecuada implementación del teletrabajo en las Administraciones Públicas nos permitiría cumplir los compromisos de la España Digital 2026 , hoja de ruta de la transformación digital de nuestro país”.
Todo ello explica el creciente interés por parte de las AA.PP. por el modelo híbrido para sus empleados y el hecho de que sea una de las actuaciones previstas en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Ejecutivo con acciones concretas como la Orden TER/836/2022, “donde se financia y así se especifica literalmente “Implantación de puestos de trabajo inteligentes. Provisión de puestos de trabajo de nueva generación con movilidad y herramientas colaborativas que maximicen la productividad de los empleados públicos y habiliten su trabajo no presencial”, explica María del Carmen Rodríguez Quirós.
Como vemos, el interés por hacer del modelo híbrido una realidad en la AA.PP. existe pero ¿existe también la infraestructura tecnológica necesaria para llevarlo a la práctica? La respuesta, según los expertos consultados, es afirmativa.
La tecnología, un catalizador
Infraestructuras de conectividad, herramientas de colaboración, soluciones de seguridad… El nuevo modelo exige “disponer de un entorno de trabajo remoto adecuado para poder trabajar de forma eficaz y segura, como si se hiciera desde la oficina”, apuntaDaniel Madero, Regional Sales Director de Ivanti.
Algo que recalcan también desde Cisco: “Las Administraciones necesitan tecnologías de Redes, Colaboración y Seguridad que, integradas, permitan a los trabajadores innovar y mantenerse productivos desde cualquier lugar, con una gran experiencia de uso y sencillas de gestionar para los departamentos de TI”.
Una base tecnológica con protagonistas como las soluciones de conectividad, de experiencia del empleado o de seguridad en las que, aunque ya disponibles, es necesario seguir avanzando.
“Más que las plataformas o tecnológicas propias de teletrabajo es más importante disponer de redes de comunicaciones robustas y seguras como son las redes de telecomunicación SARA (Sistemas de Aplicaciones y redes para las Administraciones, como conjunto de infraestructuras de comunicaciones y servicios básicos que conecta las redes de las Administraciones Públicas Españolas e Instituciones Europeas facilitando el intercambio de información y el acceso a los servicios.) y en caso de Andalucía la red NEREA, extendiendo estas redes de telecomunicaciones administrativas y privadas para uso de las AAPP en la provincia de Sevilla a la red TARSIS, desplegada por la Diputación de Sevilla. Pero, sin duda, respecto al despliegue de fibra en las zonas rurales aún nos queda mejorar, aunque la cobertura de fibra óptica en España a velocidad de más 100Mbps alcanza al 88% de la población, según los datos disponibles en el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, no todas las compañías llegan a todos los rincones del país”, aclara la gerente de INPRO.
«La seguridad es otro de los grandes desafíos tecnológicos en el desarrollo del trabajo en remoto en la Administración Pública».
La seguridad es otro de los grandes desafíos tecnológicos en el proceso de transformación digital de la Administración Pública y, en concreto, en el desarrollo del trabajo en remoto.
“Son muchas las tecnologías implicadas, sistemas de conectividad, y de seguridad extremo a extremo, sistemas de protección de la información, extensión de puestos de trabajo, ancho de banda suficientes, licencias para trabajos colaborativos y de videoconferencia; la Administración Pública no tuvo más remedio que dotarse de mayores recursos para poder mantener el servicio en la pandemia sin embargo el modelo actual de teletrabajo es aún incipiente, no ha cambiado básicamente sus elementos en muchos años, es preciso mejorarlo para garantizar la seguridad que puede controlarse desde la organización de forma transparente al empleado, deberíamos poder trabajar con nuestro escrito en condiciones similares de prestaciones estemos en la oficina o en casa. La parte de seguridad que queda en manos del empleado es muy importante, por eso debemos formarle adecuadamente, será nuestro mejor cortafuegos”, apunta la presidenta de ASTIC.
Un cambio de paradigma
Aunque como vemos la tecnología es una de las bases imprescindibles para hacer del modelo laboral híbrido una realidad en el Sector Público, este reto tiene como otros muchos compañeros de viaje.
“La tecnología no deja de ser un catalizador que necesita tener una cultura empresarial que diseñe e implante modelos de trabajo adaptados a las nuevas circunstancias, que permitan acometer todos los retos de la nueva realidad híbrida. El éxito no se alcanza adoptando una determinada tecnología, sino forjando una cultura empresarial que permita a las personas desarrollar todo su potencial estén donde estén. Es decir, la tecnología no es un fin en sí misma, sino un medio para ayudar a cada persona y cada organización a hacer más en su día a día”, señala Natalia Escobedo.
Una nueva realidad que implica tantos cambios como retos. “Formación, cultura, medición de resultados.. Los retos son muchos, como en la implementación de cualquier cambio de modelo. Se trata de un cambio cultural importante al que tanto las organizaciones como los empleados públicos tienen que acostumbrarse”, apunta Carmen Cabanillas que, en ese sentido, señala desafíos como el derecho a la desconexión digital o la implementación de la dirección y evaluación por objetivos “lo que conlleva a cambiar el estilo tradicional de liderazgo”.
Algo que también señala María del Carmen Rodríguez Quirós: “Indudablemente el mayor reto es un cambio de paradigma, donde el control del trabajo del empleado público no consista en supervisar simplemente que está en la oficina y ha venido a trabajar. Que seamos capaces de medir y supervisar el trabajo por objetivos y, por tanto, es un cambio cultural de los empleados y de los jefes que deben realizar el trabajo de supervisión de dichos objetivos”.
En su opinión, en muchos casos, “se ha querido trasladar en el teletrabajo el mismo sistema de control, “fichar” de forma on-line , y es un sistema lógicamente totalmente absurdo, que lo único que garantiza es que está conectado desde su casa, (no permitiendo fichar desde dispositivos móviles). Así mismo la tecnología puede llegar a controlar el trabajo realizado , respecto a plataformas usadas, etc., pero que a mi entender tampoco favorecen la eficacia y en todo caso volvemos a la cultura del control por el control. Por tanto el reto se encuentra en valorar en cada organización que puestos son susceptibles de teletrabajo, y realizar un seguimiento por objetivos que garantice la eficacia del trabajo de los empleados públicos independientemente desde donde trabajen”, asegura.
Modelo basado en objetivos
El modelo laboral híbrido debe, por tanto, ir acompañado no solo de regulación y tecnología sino de una nueva forma de entender el propio desempeño laboral de los empleados públicos.
“Es necesaria una forma de gestión del trabajo basada en las tareas a realizar y en los resultados obtenidos no en el tiempo que pasamos en la oficina”, indica Daniel Madero, una idea en la que coinciden todos los expertos.
“El nuevo modelo de trabajo híbrido no es sólo el trabajo a distancia. Se trata de facilitar una experiencia centrada en los trabajadores, estén donde estén. Las administraciones necesitan invertir en tecnologías y habilidades digitales. Y, sobre todo, apoyar este cambio desde la dirección. Y es que la evolución hacia el modelo de trabajo híbrido implica retos tecnológicos y de negocio, pero también culturales, de mentalidad y actitud”, destaca así Xavier Massa.
«Las administraciones tienen que reinventar cómo se relacionan con equipos dispersos y garantizar que todos reciban un trato inclusivo con independencia del lugar donde se encuentren”.
Así, añade, “los principales retos a superar incluyen construir cultura más inclusiva y diseñar estrategias de compromiso. La confianza también es un elemento crítico: mientras el 72% de españoles consultados creen que su jefe confía en ellos para ser productivos cuando teletrabajan, sólo el 58% depositan la misma confianza en sus compañeros. El Sector Público también se enfrenta al gran desafío de integrar trabajadores de distintas generaciones con distintas expectativas (millenials, baby boomers y talento senior). Así, las administraciones tienen que reinventar cómo se relacionan con equipos dispersos y garantizar que todos reciban un trato inclusivo con independencia del lugar donde se encuentren”.
Una nueva forma de trabajar que requiere, sin duda, de tecnologías que la hagan realidad pero que, sobre todo, exige una nueva cultura en el seno de la Administración Pública que no solo redunde en una mayor productividad o flexibilidad del empleado público sino que además le permite atraer el talento que tanto necesita para afrontar su transformación.